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sábado, 27 de noviembre de 2010

EL PODER CURATIVO DE LA RISA


Siempre se ha sabido que el sentido del humor influye en la recuperación de los enfermos y fue a partir de la década de los 70 cuando la risoterapia consiguió el empujón definitivo con el famoso caso de Norman Cousins, un ejecutivo de Nueva York, conocido crítico y editor de Saturday Review quien a los 50 años fue diagnosticado con espondolitis anquilosante, una especie de artritis espinal sumamente dolorosa que lo dejó lisiado.
Los doctores desconocían la cura para la enfermedad y ante este panorama nada alentador, Cousins cayó en un estado de depresión mayor. Mientras más se deprimía peor era su estado y el dolor se hacía cada vez más intenso. Los médicos le aconsejaron que probara en reírse un poco para sentirse mejor. Así, Cousins pidió varias películas cómicas, cortos de El gordo y el flaco, entre otras. Descubrió que por diez minutos de risa lograba eliminar el dolor por dos horas. Mientras más se reía, mejor se sentía físicamente. Combinando sus terapias de risa con dosis de vitamina C y siguiendo las indicaciones de los médicos, logró curarse por completo de su enfermedad para luego escribir un libro titulado Anatomía de la risa.

Las organizaciones Médicos sin Fronteras y Payasos sin Fronteras han hecho de la risa una terapia que se aplica para superar todo tipo de enfermedades de naturaleza física o alteraciones de carácter psicológico con personas que han perdido la sonrisa, en todo el mundo. En nuestro país tuvimos una experiencia inicial dirigida por el conocido Guillermo Rossini con la Unidad de la Risa, que logró resultados exitosos en hospitales, ahora se cuentan con programas nuevos como las "Narices Rojas" cuyos objetivos son los mismos. La risa es un ejercicio saludable por el bienestar inmediato que produce, se emplea cada vez más como terapia para curar, inmuniza contra la depresión y contra la angustia, y también se ha comprobado que cinco o seis minutos de risa continua actúan como analgésico. Los efectos que la risa produce en el organismo humano son múltiples:


Ejercicio:
con cada carcajada se movilizan cerca de 400 músculos, incluidos algunos del estómago que sólo se pueden ejercitar con la risa.

Masaje:
La columna vertebral y cervicales, donde por lo general se acumulan tensiones, se estiran. Se estimula el bazo y se eliminan las toxinas. Con este movimiento el diafragma origina un masaje interno que facilita la digestión y ayuda a reducir los ácidos grasos y las sustancias tóxicas.

Limpieza:
se lubrican y limpian los ojos con lágrimas. La carcajada hace vibrar la cabeza y se despeja la nariz y el oído.

Oxigenación:
entra el doble de aire en el cerebro, y los pulmones mueven 12 litros de aire, en vez de los 6 habituales, lo que mejora la respiración y aumenta la oxigenación. Con esto se desmiente la idea de que la risa provoca arrugas en el rostro que, por el contrario, se tonifica. El mal genio y fruncir el ceño es lo que produce las arrugas.

Felicidad:
favorece la producción de endorfinas y encefalinas en el cerebro, que son los neurotransmisores (formados por cadenas de aminoácidos) que se encuentran sobre todo en el sistema límbico y cuya función es combatir el dolor disminuyendo la receptividad del organismo ante estímulos dolorosos; es así como la risa disminuye la intensidad del dolor físico.

Elimina cansancio y estrés:
la risa genera dinamismo (dinamogenética), por eso al reírse usted elimina el cansancio y el estrés, efecto equivalente a una sesión completa de yoga.

Un niño sano ríe 300 veces al día, a medida que crecemos y nos vamos llenando de recuerdos serios, la risa es cada vez más costosa. Cuando de niño se le ha bloqueado el llanto ("los hombres no lloran"), al llegar a adulto se hace más difícil reír. Esto lo he podido comprobar en muchos pacientes, la explicación es que la bioquímica del llanto es la misma que la de la risa.

Por ello, practique la risa diariamente, los humanos somos los únicos seres con capacidad de reír; es importante reír con los demás, no de los demás, y aprender a sacar lo mejor de la risa. Utilice este maravilloso don, vea el lado positivo de las cosas, a pesar de las adversidades, y encontrará razones para reír. Esta pequeña práctica empezará a producirle un entusiasmo y felicidad que, a su vez, le hará ver la vida de una manera más positiva, además de aliviarle algunas dolencias físicas y curarle sin necesidad de ir a la botica o al médico.

La alegría es la tristeza desenmascarada y el pozo del que brota nuestra risa, es el mismo que colma nuestras lágrimas.

Mientras más hondo cava el dolor dentro de nosotros y más profunda se hace nuestra herida, más cabida habrá para nuestro gozo, más espacio habrá para la alegría.

Cuando estés feliz mira profundo en tu corazón y verás que lo que te causó dolor, ahora te da alegría.

Si estás triste, mira en tu corazón y verás que lloras por lo que fue el motivo de tu felicidad.

La alegría y la tristeza son inseparables, y cuando una está sentada a tu mesa la otra, está dormida en tu lecho.

Sólo cuando vivimos alegrías y tristezas podemos estar quietos, en equilibrio, en paz.
Kalil Gibrán

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