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miércoles, 12 de enero de 2011

No te mueras con tus muertos


No te mueras con tus muertos; ¡diles tu adiós esperanzado, como despides el sol en el ocaso, la luna y las estrellas en la aurora, sabiendo que a su turno y a su hora todos volverán hacia tu encuentro!

No te rebeles frente a la alegría ajena. No pretendas que todos se mueran con tus muertos; que cada uno lleva su peso con llorar los suyos.

Y es mejor para ti que te contagien su alegría y sus ganas de vivir y no se hundan contigo en el pozo de tu pena.

No te mueras con tus muertos, ¡llévalos vivos con tu amor y vive con ellos en tus recuerdos!

¡Triste sería y penoso que tu te dejaras morir, y ellos siguieran viviendo! Mientras esperan que tus muertos regresen como si no hubieran muerto les impides volver de otra manera a ocupar un lugar en tu corazón y en tu recuerdo.

Es una ley de la vida: no se goza al despertar de la aurora
Sin pasar por la muerte del ocaso.
Andando tu camino…
Tus muertos se van por una puerta que tu no puedes trasponer ¡ahora!
Porque se cerró tras ellos.
¡no los esperes ahí!

Despídelos para que puedas correr y espéralos llegar por otra puerta, al final de tu duelo.

¡Acepta la muerte y punto!

¡Deja de culparte! Que si hubiera hecho… que si hubiera dicho… que si hubiera sabido… que si…

¡Todas torturas, inútiles para ellos y crueles para contigo! Además, si hubiera sido así” “si hubieras hecho eso” hoy te reprocharías por no haber hecho lo contrario.

¡Acepta la muerte y punto!

Yo soy la resurrección de la vida….

Si eres de la fe cristiana, te interesa escuchar la palabra del maestro para iluminar tu duelo:

Dijo Jesús de Nazaret:
“Yo soy la resurrección de la vida.
El que crea en mi aunque muera vivirá” Jn 11,25

Para despedir a un muerto
Te amé y te amo,

Por eso tu partida me hace sentir tu ausencia y te recuerdo con dolor y pena

Acepto tu derecho de partir a tu hora y sin mi consentimiento.

Acepto mi dolor al extrañarte y este enojo inexplicable, porque al partir me abandonaste.

Te extraño y me parece imposible poder vivir sin tu presencia, porque te amé

Llegué a necesitarte,
Y ahora quiero aprender a amarte sin necesitar tenerte a mi lado;

Quiero que mi amor no muera, sino que madure y crezca, y aunque sienta que te necesito sé que no te necesito porque mi vida tiene su autonomía y su propia consistencia tan claramente como se que viví antes de conocerte y que podré vivir cuando ya no te tengo.

Si decidiste partir aquí estoy para despedirte: Nada ganaría con empecinarme en no creer que te fuiste.

Me siento con derecho y con obligación de seguir mi vida.

No quiero morir contigo porque tu no ganarías nada, y no te mostraría con eso el amor que te he tenido sino cuánto te he necesitado.

Hoy te lloro triste y apenado, angustiado y deprimido, y me lo permito así porque así lo siento, pero y aunque cueste decírtelo, se que mañana, muy pronto, volveré a vivir el gozo de la vida llevando conmigo tu recuerdo y también tu compañía…

Mientras te digo todo esto, me parece imposible que te hayas ido y busco inútilmente explicaciones.

Mejor, acepto la realidad y te despido.

Autor: Rene J. Trossero

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