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jueves, 26 de mayo de 2011

EQUILIBRIO YING YANG






Cuando una mente mecánica está escondida adentro, la inocencia pura no deja entonces de ser
alterada. En cuanto a aquellos en los que las cualidades espirituales no están completas, ¿quién sabe hasta
qué punto puede llegar la destructividad? En cuanto a aquellos en cuyos corazones se han olvidado por
completo todos los sentimientos rencorosos, podrían incluso agarrar a un tigre furioso por la cola, por no
hablar de las personas.

Quienes encarnan el Camino son libres y nunca llegan a un callejón sin salida. Quienes dejan
que el cálculo gobierne sus vidas, trabajan arduamente sin lograr sus fines. Las leyes rígidas y los castigos
severos no son la obra de grandes líderes; fustigar al caballo una y otra vez no es la manera de montar
para recorrer una larga distancia.
Cuando proliferan las preferencias y las aversiones, sobrevienen las dificultades. Por ello, las
leyes de los reyes de antaño no era algo ya hecho, sino algo en lo que se confiaba; sus prohibiciones y
castigos no eran obra de la planificación, sino de lo observado.
Por ello, la capacidad de continuar con lo que ya existe conduce a la grandeza, mientras que la
artificialidad conduce a la mezquindad; la capacidad de observar lo que está presente conduce a la
seguridad, mientras que las argucias conducen a la derrota.
Quienes permiten a sus ojos y oídos mirar y escuchar todo lo susceptible de ser mirado y
escuchado, fatigan sus mentes y por ello carecen de claridad. Quienes utilizan la reflexión intelectual para
ejercitar el control, hacen padecer a sus mentes y por ello no realizan nada.
Si confías en los talentos de una sola persona, es duro triunfar; cultivar las capacidades de una
sola persona no es suficiente para gobernar una casa y el jardín. Si sigues la lógica de la verdadera razón
y te adaptas a la naturalidad del cielo y de la tierra, el universo entero no puede competir contigo. La
escucha se pierde en la repulsa y el halago, los ojos se vuelven licenciosos a través del color y de la
forma. En efecto, las maneras son insuficientes para impedir el apego, pero la mente sincera puede
abarcar lo lejano y lo vasto.
Así pues, ningún arma es más afilada que la voluntad, ningún bandido es mayor que el yin y el yang. El
gran bandido está oculto en el cuerpo y no habla con ponderación; el bandido medio se oculta en las
montañas, el pequeño bandido se retira en medio del vulgo. Por ello, se dice que cuando el pueblo tiene
mucha astucia e inteligencia, suceden multitud de extrañas cosas; cuando se promulga gran abundancia de leyes y de obligaciones, proliferan ladrones y bandidos. Libérate de todo esto y no surgirán calamidades.
Así, gobernar una nación mediante la astucia es perjudicial para ella; no gobernar una nación mediante la
astucia es beneficioso para la nación.
Lo que no tiene forma es grande, lo que tiene forma es pequeño; lo que no tiene forma es
abundante, lo que tiene forma es escaso. Lo que no tiene forma es poderoso, lo que tiene forma es débil;
lo que no tiene forma es sustancial, lo que tiene forma está vacío. Lo que tiene forma realiza las obras, lo
que no tiene forma inicia los comienzos. Lo que realiza las obras hace herramientas, lo que inicia los
comienzos está intacto. Lo que tiene forma posee sonido; lo que no tiene forma carece de sonido. Lo que
ha sido formado nace de lo que carece de forma, así lo que no tiene forma es el comienzo de lo que tiene
forma.
La amplitud y la riqueza son famosas; lo que es famoso es considerado noble y completo. La
frugalidad y la austeridad son anónimas; lo que es anónimo se considera humilde e insignificante. La
abundancia es famosa; lo que es famoso es honrado y favorecido. La pobreza es anónima; lo que es
anónimo es despreciado y considerado vergonzoso. Lo masculino es famoso; lo que es famoso es
distinguido. Lo femenino es anónimo; lo que es anónimo es ocultado. La abundancia es famosa; a lo que
es famoso se le otorga una elevada condición. La carencia es anónima; a lo que es anónimo se le otorga
una humilde condición. Lo que tiene mérito tiene un nombre; lo que no tiene mérito no tiene nombre.
Lo que tiene un nombre ha nacido de lo que no tiene nombre; lo que no tiene nombre es la madre
de lo que tiene nombre. En el Camino, la existencia y la no existencia se producen una a otra; la dificultad
y la facilidad se crean mutuamente. Por lo tanto, los sabios se mantienen en la calma y en la sutileza
abiertas del Camino, mediante lo cual perfeccionan sus virtudes. Por ello, cuando se tiene el Camino, se
tiene la virtud; cuando se tiene la virtud, se tiene el mérito; cuando se tiene el mérito, se tiene la fama;
cuando se tiene la fama, se regresa al Camino, durando así para siempre el mérito y la fama, para nunca
ser culpado en toda la vida.
Los reyes y los señores son famosos por sus obras, los huérfanos y los indigentes no son famosos
por sus obras; por ello, los sabios se refieren a sí mismos como solitarios y pobres que regresan a las
raíces. Cumplen su trabajo sin posesividad, y así se considera beneficioso la ausencia de logro, mientras
que la carencia de nombre se considera funcional.
Antaño, la gente era inocente y no distinguía el este del oeste. No existía disparidad entre sus
apariencias y sus sentimientos, o entre sus palabras y sus acciones. Sus acciones emergían sin adorno, su
discurso no era embellecido. Sus ropas eran calientes más que coloridas, sus armas estaban melladas, sin
filo. Sus movimientos eran lentos, su mirada carecía de expresión. Cavaban pozos para beber, araban
campos para comer. No distribuían bienes y no buscaban recompensas. Lo alto y lo bajo no se
destronaban entre sí, lo largo y lo corto no se definían recíprocamente.
Las costumbres que tienen una equivalencia en el uso común pueden ser seguidas; el trabajo que
es posible para todo el mundo se hace con facilidad. Las artificialidades altaneras que engañan a la
sociedad y la conducta peligrosa que engaña a las masas no son utilizadas por los sabios para popularizar
las costumbres.

Cuando el cielo alcanza sus alturas y la tierra alcanza sus profundidades, cuando el sol y la luna
brillan, cuando las estrellas parpadean, cuando el yin y el yang armonizan, en todo esto no hay
planificación. Toma el camino correcto, y las cosas serán espontáneamente naturales.
No es el yin y el yang y las cuatro estaciones lo que dan nacimiento a los múltiples seres; no son
las intemporales lluvias y el rocío lo que alimenta a las plantas y a los árboles: cuando los espíritus están
conectados y el yin y el yang armonizan, entonces nacen miríadas de seres.
El Camino almacena vitalidad en su interior y aloja al espíritu en la mente. Tranquilo y sin
vínculos, sereno y luminoso, alegre y armonioso, el corazón está abierto y sin forma, en paz y sin sonido.
Es como si no hubiera asuntos que tratar en los despachos del gobierno, como si no hubiera personas en la corte. No hay eremitas ni refugiados, trabajos forzados ni castigo injusto.
Todo el mundo en el campo contempla las virtudes del liderazgo y emula sus ideales, que se
vuelven a decir en diferentes lenguas y alcanzan a otras naciones con diferentes costumbres, de manera
que la gente pueda observarlas incluso a distancia. Se trata simplemente de que el liderazgo extiende su
sinceridad en todo el mundo.
Por ello, premiar lo bueno y castigar lo violento es el orden correcto. Lo que lo hace factible es
pura sinceridad. Aunque las directivas puedan ser claras, no pueden ser llevadas a cabo en solitario, sino
que deben esperar la pura sinceridad. Así, si el liderazgo es ejercido sobre el pueblo pero el pueblo no lo
sigue, es a causa de que la pura sinceridad no está ahí.

El cielo establece el sol y la luna, ordena las estrellas y los planetas, rige las cuatro estaciones y
armoniza la oscuridad y la luz. Calienta mediante el sol, proporciona descanso mediante la noche, seca
por medio del viento, y humedece por medio de la lluvia y del rocío. Cuando da a luz a los seres, nadie
puede verlo alimentando, sin embargo, todos los seres crecen. Cuando mata a los seres, nadie puede verlo
destruyendo, sin embargo, todos los seres perecen. A esto se le llama sagrado y milagroso.
Por ello, los sabios emulan esto: cuando promueven las bendiciones, nadie ve cómo lo hacen, sin
embargo, las bendiciones surgen; y cuando eliminan las calamidades, nadie puede ver cómo sucede, sin
embargo, las calamidades desaparecen. No puede descubrirse mediante la investigación, sin embargo,
cuando se examina no es irreal. Si se calcula a corto plazo, hay carencia; pero si se calcula a largo plazo,
hay de más.
Silenciosos y sin voz, pero moviendo al mundo tremendamente con una sola palabra, así son
quienes hacen avanzar la evolución mediante la mente celestial Así, cuando la sinceridad pura se forma
internamente, su energía mueve al cielo: aparecen las estrellas de buenos augurios, descienden los
dragones amarillos, llegan los fénix, surgen las primaveras olorosas, crecen delicadas semillas, los ríos no
se desbordan, los océanos no producen maremotos.
Pero si nos oponemos al cielo y somos violentos hacia los seres vivos, entonces el sol y la luna
se eclipsan, las estrellas se desvían de sus cursos, las cuatro estaciones se mezclan entre sí, los días son
oscuros y las noches son claras, las montañas se derrumban y los ríos se secan, hay tormentas de verano
en el invierno y heladas en verano.
El cielo y la humanidad tienen interconexiones, de manera que cuando las naciones perecen, los
signos de los cielos cambian. Cuando la moral de la sociedad es caótica, aparece el arco iris. Miríadas de
seres tienen interconexiones, la vitalidad y la energía tienen maneras de reducirse entre sí. Por ello no
puede fabricarse artificialmente lo milagroso y lo sagrado mediante el conocimiento y no puede forzarse a
que suceda mediante el empleo de la fuerza.
Así pues, las personas elevadas unen las virtudes con el cielo y la tierra, unen las luces con el sol
y la luna, unen los corazones con espectros y espíritus, y unen la fiabilidad con las cuatro estaciones.
Aceptando la mente del cielo y la energía de la tierra, se afianzan a la armonía y absorben su paz. Viajan
los cuatro mares sin dejar sus casas, cambiando las costumbres para que la gente cambie hacia lo mejor,
de modo que parezca que lo hiciera por sí misma. Así son las personas que son capaces de ejercer
influencia espiritual.
El Camino humano consiste en conservar completa la esencia, preservar la realidad y no dañar al
cuerpo: después, en situaciones de emergencia, cuando se es presionado por la dificultad, la pureza
alcanza el cielo. Si nunca se abandona la fuente, ¿qué acción no podría tener éxito? La muerte y la vida se
hallan en el mismo reino y no pueden amenazar o ser despóticas. ¡Cuánto más es verdad esto atribuido a
lo que gobierna el cielo y la tierra, preside las miríadas de seres, restaura la evolución creativa, acepta la
armonía perfecta y nunca muere!
Cuando la sinceridad pura se forma internamente, se realiza externamente en los corazones de
otras personas. Este es el Camino que no se transmite. Cuando los sabios se encuentran en posiciones
elevadas aceptan el Camino y no hablan, pero el beneficio se extiende a todo el pueblo. Por ello, las
enseñanzas no expresadas son verdaderamente muy grandes. Cuando los corazones de los gobernantes y
de los súbditos no simpatizan y se oponen y se engañan unos a otros, esto se ve en el cielo. La
correspondencia entre el espíritu y la energía es evidente. A esto se le llama explicación no expresada,
guía no formulada.
Para advertir a quienes están lejos, permite que no haya estrategias; para acercarte a quienes
están a mano, habla sin hacer planes. Sólo quienes viajan por la noche pueden tener esto. Esta es la razón
por la que se retiran a los caballos de carreras para cultivar los campos. Cuando las huellas del carro no
alcanzan lugares distantes, a esto se le llama correr mientras se está sentado, permanecer sin llamar la
atención.
El Camino del cielo no tiene preferencias ni rechazos personales: quienes son capaces tienen
más que suficiente, quienes son incapaces tienen menos que suficiente; quienes los siguen obtienen
beneficio, quienes se oponen a él son infelices. Por ello, quienes gobiernan mediante el conocimiento
intelectual apenas pueden mantener una nación; esto es posible sólo para aquellos que están unidos con la
gran armonía y mantienen un grado de conformidad natural.



Gracias Six.

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