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martes, 22 de febrero de 2011

CRISIS GLOBAL





Dicen que esta crisis consiste en que no hay dinero. Yo más bien diría que consiste en que no hay vergüenza.

Creo que fue Platón quien dijo, hace veintitantos siglos que la auténtica generadora de riqueza es la justicia. Dicho de otra manera, si hay justicia se genera riqueza, si no la hay se genera ruina.

Que nadie me hable de créditos basura ni de hipotecas subprime. Estas cosas pudieron ser el cómo, pero no el qué ni el porqué.

El qué y el porqué forman parte de la base que sustenta la economía moderna, a su vez sustentada por los mercaderes sin otra mercancía que el dinero, a su vez sustentada por la ingente labor realizada en el último medio siglo por los magos negros sobre la pobre, confiada e ignorante humanidad.

Se equivocaron en sus cálculos. Consiguieron convertir a los seres humanos en simples productores-consumidores, desnudándoles mediante una labor concienzuda de cualquier atisbo de auténtica humanidad, de valores propiamente humanos, de cultura, de amor por el arte, de su innata bondad y generosidad, de su vida sencilla y natural, de… de tantas cosas. Cualquier asunto que pudiera poner en peligro su productividad o su consumismo fue atacada con enorme virulencia por sus poderosos medios de comunicación. El hombre bueno se mostró como un cándido idiota, el generoso como un tonto útil, el valiente como un violento peligroso cuando no un loco de atar, el honrado como un perdedor, al artista como un blando inútil, el justo como alguien escrupuloso por tonterías, y así todo lo demás.

Y se equivocaron, en primer lugar porque lo válido es imposible de destruir para siempre, ya que siempre aflora naturalmente. Y en segundo porque los ladrones, los sin escrúpulos, los estafadores, los sinvergüenzas, los timadores, los embaucadores, los mentirosos, los injustos, en fin, los malos hombres, empezaron ¿por qué no? a utilizar sus turbios medios unos contra otros. No era ya una corporación la que estafaba a millones de clientes, era una corporación que estafaba a otra ¿por qué no?.

Así, en esta crisis global, cuyos culpables lo tenemos claro, los muy grandes robaban a los menos grandes, los menos grandes a los pequeños, y estos a todos los demás productores-consumidores.

Además, y no menos, los seres humanos, desprovistos de cualquier carácter por el que se les pudieran llamar así, sintieron en lo profundo que sus vidas estaba desprovista de sentido, a no ser que pudiera llamarse así el dedicar su vida entera a enriquecer a un grupo de sinvergüenzas que lo único que les ofrecían era trabajar como esclavos para luego poder comprarse un sinnúmero de tonterías que los medios se encargaban de presentarles como imprescindibles para su anodina vida.

Convencieron a las mujeres de que su liberación pasaba por abandonar su hogar, donde estaban esclavizadas, para así poder pasar a engrosar las filas de sus productores-esclavos, donde vivirían liberadas ¿? de las deshonrosas tareas de mantener su casa, mandaron así a los recién nacidos a grises guarderías donde un personal extraño los cuidarían ¿?, encargaron a los abuelos jubilados a encargarse de ellos ya un poco más mayores. A los abuelos ancianos los enviaron a asilos, guarderías para viejos, sin importar a nadie su situación carente de cariño y de cuidados.

Convencieron a todos que era preciso trabajar cada vez más duro y cada vez más horas para poder mantener el sistema, que de otra manera sería insostenible, y comenzamos ya a envidiar la situación de los esclavos romanos, que al menos tenían asegurado techo, cama y comida, y quizá mucho mejor trato que el que nos dispensan nuestras empresas esclavistas.
Nos convencieron a todos que el conocimiento, la sabiduría y la cultura eran cosas de gente ociosa y peligrosa y que pensar, ¡pensar! era peligroso, sobre todo pensar “distinto” a lo “normal”, a lo que se les dictaba desde los medios de comunicación de masas.

Nos convencieron que el amor era sexo, que la amistad complicidad, que la generosidad estupidez, que la competencia era superior a la cooperación, que las pasiones eran superiores a la templanza, que la violencia era natural y connatural al ser humano, que Dios no existía, no nada que no pudiera verse, que la ciencia solo era una sierva de la tecnología, que la justicia solo era buena cuando era beneficiosa para sus intereses, que las religiones eran paparruchas de viejas y de ignorantes…
¡De tantas cosas nos convencieron…!

Pero hete aquí que su edificio de papel y mentira se derrumba. Y yo, como no, me alegro que se derrumbe.

Se puede engañar a un hombre un día, se puede engañar a un pueblo durante unos años, pero no se puede engañar a todos los hombres todo el tiempo.

Habéis perdido vuestra negra cruzada, mentes oscuras. Volverá la luz, y vosotros, como alimañas que odiáis la luz, saldréis corriendo cobardemente a vuestras cloacas.

Es el lugar que os corresponde.

 EL BLOG DE MIGUEL ABRAXAS CADIZ

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