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sábado, 13 de agosto de 2011

POR FAVOR, VISTAME DE ROJO


En mi doble profesión de educadora y trabajadora de la salud, he tenido contacto con muchos niños infectados por el virus del sida.

Las relaciones que mantuve con esos niños especiales han sido grandes dones en  mi vida.
Ellos me enseñaron muchas cosas, y descubrí, en particular, el gran coraje que se puede encontrar en el más pequeño de los envoltorios.

Permíteme que te hable de Tyler.

Tyler nació infectado con el hiv; su madre también lo tenía desde el comienzo mismo de su vida, el niño dependió de los medicamentos para sobrevivir.

Cuando tenía cinco años le insertaron quirúrgicamente un tubo en una vena del pecho.

Ese tubo estaba conectado a una bomba, que el llevaba a la espalda en una pequeña mochila. Por allí se le suministraba una medicación constante que iba al torrente sanguíneo. A veces también necesitaba un suplemento de oxigeno para complementar la respiración.

Tyler no estaba dispuesto a renunciar a un solo momento de su infancia por esa mortífera enfermedad.

No era raro encontrarlo jugando y corriendo por su patio, con su mochila cargada de medicamentos y arrastrando un carrito con el tubo de oxígeno.

Todos los que lo conocíamos nos maravillábamos de su puro gozo de estar vivo y la energía que eso le brindaba.

La madre solía bromear con el diciéndole que, por lo rápido que era, tendría que vestirlo de rojo para poder verlo desde la ventana, cuando jugaba en el patio.

Con el tiempo, esa temible enfermedad acaba por desgastar hasta a pequeñas dínamos como Tyler.

Su enfermedad se agravó. Por desgracia, sucedió  lo mismo con su madre, también infectada con el HIV.

Cuando se tornó evidente que Tyler no iba a sobrevivir, la mamá le habló de la muerte.

Lo consoló diciéndole que ella también iba a morir y que pronto estarían juntos en el cielo.

Pocos días antes del deceso, Tyler hizo que me acercara a su cama del hospital, para susurrarme

Es posible que muera pronto.
No tengo miedo.

Cuando muera,
Vístame de rojo, por favor.

Mamá me prometió venir también al cielo
Cuando ella llegue yo estaré jugando,
 y quiero asegurarme de que pueda encontrarme..

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