Un Karma debe mantener encendido el fuego de sus ilusiones… ¡para poder escapar de la Gran Ilusión!
Un Karma es un sueño hecho Alma… y cada Alma tiene una misión que cumplir.
Cada Karma –antes de encarnar- experimenta una visión de lo que será su existencia en la Tierra. Esa visión está firmemente plantada en cada recién nacido que viene al mundo. Y el Karma sólo podrá cumplir con su particular propósito si es capaz de mantener encendida la llama de esa visión que brilla desde su más tierna infancia.
Así, el Karma no es otra cosa que…
…un sueño…
…dotado de una visión…
…un Alma…
…con una misión que cumplir…
Cuando la visión se apaga, la misión no se cumple. Y cada misión fallida, es un hilo más que se añade al vasto tapiz que nos ata a la Gran Ilusión… ¡y nos separa de la Realidad!
Se han escrito millones de libros, innumerables volúmenes que pretenden desentrañar este misterio.
Pero la Verdad no se halla en las farragosas páginas de los textos que colman las bibliotecas del planeta.
Parece un misterio inmenso… ¡indescifrable para la mente humana!
Y en parte es cierto: se trata de un misterio que la mente es incapaz de resolver.
Pero en Verdad os digo: no es más que un muy modesto misterio…
Sólo que hay que descifrarlo con el corazón.
La mente más entrenada no lo entenderá.
El corazón más sencillo y vulnerable… ¡sí!
Pues el Karma sólo cumple su misión cuando experimenta la plenitud del Amor.
Cada experiencia a la que nos sometemos durante nuestras seis, siete, ocho o más décadas de existencia… ¡no tiene otro propósito que disipar los obstáculos que nos separan del Amor –nuestra más íntima, legítima Naturaleza!
Sólo la experiencia cotidiana del Amor incondicional desvanecerá todas las dudas, todos los misterios, todas las ilusiones…
Y cuando el Karma se disuelva, se diluya, desaparezca en la Realidad del Amor infinito e incondicional…
…ya no serán necesarias más encarnaciones, caretas, máscaras, personalidades…
…ya no hará falta la Gran Ilusión de otra falsa Vida, otra falsa muerte…
…la Vida no será otra cosa que eterno Amor infinito…
…¡a la que ilusoria guadaña la muerte jamás alcanzará!
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