Por Sandra Macías
El guerrero estuvo a punto de dar un paso atrás. La luna se vio tentada a ocultar el sol, el sol a ceder. El niño lloraba siendo feliz, el joven no quería vivir y el viejo se resistía a morir...
Ironías de la vida, el miedo como enemigo de la fe, insatisfacción que no descubre la felicidad que duerme impaciente por ser invitada a nuestro viaje.
Silencios y más silencios... soledad compañera, voluntad de cristal, fortaleza como simple palabra del diccionario empolvado a lado de la vieja chimenea.
Y el guerrero estuvo a punto de dar un paso atrás...
Extrañar lo que se fue, vivir de lo que ya no será, sentir lo que se sintió, luchar por una batalla que ya se ganó.
La luna se vio tentada a ocultar el sol, el sol a ceder...
No perdonar al tiempo, desear no haber dicho aquel adios, convertir en insonoras las palabras que mataron con rabia aquel silencio, y recordar con nostalgia lo que con tanta pasión quisimos gritar.
El niño lloraba aún siendo feliz, el joven no quería vivir y el viejo se resistía a morir...
No descubrir que la vida se construye tanto de fracasos como de triunfos, que no siempre la batalla se puede perder y que en nuestra voluntad está el no retroceder.
...El guerrero finalmente dió el paso atrás... dió un paso atrás pero convencido de alcanzar la fuerza suficiente para poder volar, el niño limpió su llanto bastó un beso para recuperar su felicidad, el joven sigue sin querer vivir y el viejo murió para comenzar a vivir.
La lucha no se pierde mientras que la voluntad vence al miedo, aniquila la impotencia y lanza una oración cuando en las manos del hombre no está la solución...
Así es que yo decidí volar... ¿y tú?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por tus comentarios