En los últimos días, el nombre Florence Cassez se ha hecho tan famoso como Top Gear hace unas semanas. El caso de la ciudadana francesa acusada de secuestro en México ha llegado a todo el país y su desenlace amenaza con cambiar las relaciones entre estos dos países de una manera bastante negativa. El proceso de Florence Cassez no es nuevo, de hecho inició el 9 de diciembre de 2005 cuando fue arrestada por su novio, el mexicano Israel Vallarta y otros miembros de la banda de secuestradores “Los Zodiacos.”
Ahora, más de cinco años después, Cassez perdió el juicio de amparo, la última estancia disponible en el sistema judicial para desechar por completo una investigación. El juicio de amparo, cabe destacar, no determina si el acusado es o no culpable, sino la legalidad del procedimiento. De encontrarse alguna falta administrativa, Cassez habría sido puesta en libertad, como Sergio Barraza, asesino de Marisol Frayre, hija de Marisela Escobedo.
Los hechos
Florence Cassez fue detenida en diciembre de 2005 y fue procesada por ocho delitos:
- Privación ilegal de la libertad en la modalidad de Secuestro – Pena impuesta 20 años y 2,000 días de multa – víctima de 21 años al momento del delito.
- Privación ilegal de la libertad en la modalidad de Secuestro - Pena impuesta 20 años y 2,000 de multa – víctima de 43 años al momento del delito, ama de casa.
- Privación ilegal de la libertad en la modalidad de Secuestro – Pena impuesta 20 años y 2,000 días de multa – víctima liberada con la consigna de recabar dinero recursos para la liberación de su esposa e hijo.
- Privación ilegal de la libertad en la modalidad de Secuestro – Pena impuesta 20 años y 2,000 de días de multa – víctima de 11 años al momento de la detención.
- Violación a la Ley Federal contra Delincuencia Organizada – 8 años de prisión y 500 días de multa.
- Portación de Arma de uso exclusivo del Ejército, Armada o Fuerza Aérea – 4 años y 100 días de multa.
- Posesión de cartuchos de uso exclusivo del Ejército, Armada o Fuerza Aérea – 2 años y 25 días de multa.
- Posesión de Arma de Fuego de uso exclusivo del Ejército, Armada o Fuerza Aérea – 2 años y 50 días de multa.
En su momento, se le condenó a 96 años de prisión. Años después, cuando se reformó el artículo 25 del Código Penal Federal y dado que las reformas se pueden aplicar de manera retroactiva en beneficio del inculpado, la pena se redujo a 60 años. Viéndolo de manera objetiva, México fue el primero en tirar la piedra diplomática. En marzo de 2009, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, pidió al gobierno mexicano que se respetara lo estipulado en el Tratado de Estrasburgo, referente a la extradición de prisioneros. El gobierno mexicano se negó rotundamente a extraditar a Cassez, aunque con una muy buena razón: las penas por secuestro en Francia son significativamente menores que en México.
En resumen, lo que estaba en juego en este juicio de amparo no era la inocencia de Florence Cassez, sino el actuar de las autoridades judiciales mexicanas a lo largo del proceso. Esto lo sabe incluso el gobierno francés, quien, a través de la ministra del exterior, Michele Alliot-Marie, ha acusado al Poder Judicial de la Federación en todas sus instancias de:
[M]ontaje policial, violación de la presunción de inocencia, ausencia de una verdadera investigación, exclusión de los testigos presentados por la defensa, valoración de los testimonios de acusación a pesar de sus incoherencias, actos de intimidación.
Por el otro lado, la justicia mexicana respondió alegando que jamás se violaron los derechos elementales de Cassez como detenida. Es decir, se le informó de su detención, así como de los derechos que le otorga la Constitución Mexicana, se contrató a un traductor, se respetó el derecho a carearse con los acusadores y se le dio la libertad de designar a su abogado, entre otras cosas.
Aceptémoslo: el proceso pudo tener fallas administrativas (¿en realidad nos sorprendería?) pero eso en ningún momento cambia el hecho de que Florence Cassez es una secuestradora, que fue identificada por sus víctimas y que merece la pena de prisión que le fue imputada.
La reacción francesa
Al conocer el resultado del juicio de amparo, Alliot-Marie pronunció esa frase inolvidable:
Esta decisión va a afectar nuestras relaciones bilaterales.
Además aseguró que estudiaría acerca de todos los canales nacionales e internacionales para revertir esta decisión. Supongo (y espero) que después de tanto estudio la ministra aprenderá que no hay otra instancia más que el juicio de amparo en la justicia mexicana y que la decisión de cualquier organismo internacional se formulará a manera de recomendación hacia el estado mexicano. Mientras el gobierno mexicano no dé su brazo a torcer, no habrá poder humano que saque a Cassez de la cárcel.
Por si esto fuera poco, la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, declaró que aprovecharía la presidencia francesa en la reunión de G-20 para sacar a colación el tema de Cassez. Claro, porque si hay algo más importante que la crisis económica global, eso es el tema de Florence Cassez.
Por su parte, las organizaciones de la sociedad civil aplauden la decisión mexicana de sostener la culpabilidad de Cassez y muestran su preocupación sobre la manera en la que reaccionaron los franceses. Isabel Miranda de Wallace, presidenta de la organización Alto al Secuestro declaró:
Algo tenemos que agradecer a los franceses, nos hicieron darnos cuenta de muchas cosas que deben cambiar en nuestras propias instituciones. Y si ya lo sabíamos, ahora entendemos la urgencia de dichos cambios.
Además Charlotte Cassez, la madre de Florence Cassez aseguró que hablaría con el presidente Sarkozy acerca de un posible boicot al Año de México, un evento que consistirá en más de 300 eventos en toda Francia y por todo el año promoviendo la cultura mexicana. Al respecto, la misma Florence declaró que eso no era lo que quería, que ella prefería que, por respeto a la cultura mexicana, dichas celebraciones se llevasen a cabo. Claro, tampoco afecta que el Año de México represente más de 300 oportunidades para que turbas de franceses se manifiesten a favor de Cassez. Al final del día el evento seguiría en pie, pero el gobierno francés quiso dedicarlo a Florence Cassez… no sé ustedes que piensen, pero me parece que celebrar este evento en honor de una secuestradora resulta incluso más ofensivo.
La respuesta mexicana
Y precisamente lo mismo pensaron las autoridades mexicanas, quienes decidieron cancelar de manera definitiva el Año de México. Esta decisión corresponde a que se violentaron los términos bilaterales bajo los cuales fue planeado este evento el año pasado. De acuerdo con la Secretaría de Relaciones Exteriores:
Utilizar el Año de México en Francia para que en cada una de sus actividades se hable del caso Cassez, como lo ha indicado el presidente Sarkozy, va en contra de la declaración conjunta México-Francia suscrita en septiembre de 2010. Un fin distinto al originalmente establecido, aparta a Francia del objetivo sobre el cual acordaron cooperar.
Puede que parezca absurdo e incluso testarudo por parte del gobierno mexicano tomar esta decisión, pero el secuestro es uno de los crímenes que más han dañado a la sociedad mexicana y así como es ofensivo que un gobierno extranjero quiera ejercer presión sobre nuestro Poder Judicial, también lo es dedicar un evento cultural a una secuestradora condenada. Gracias a la cancelación, tanto el gobierno francés como el mexicano perderán alrededor de 400 millones de pesos cada uno. El orgullo nos salió caro.
La posición gubernamental es clara: no debe mezclarse un asunto judicial con una relación diplomática que en los últimos años había sido relativamente sólida, no se puede aceptar ningún tipo de presión extranjera y, finalmente… Florence Cassez es culpable. Resulta curioso que los gobernantes franceses quieran ejercer presión sobre Felipe Calderón pues a fin de cuentas fue de ellos (o del Barón de Montesquieu, para ser más precisa) de quienes aprendimos sobre la separación de los poderes, n’est pas?
La posición gubernamental es clara: no debe mezclarse un asunto judicial con una relación diplomática que en los últimos años había sido relativamente sólida, no se puede aceptar ningún tipo de presión extranjera y, finalmente… Florence Cassez es culpable. Resulta curioso que los gobernantes franceses quieran ejercer presión sobre Felipe Calderón pues a fin de cuentas fue de ellos (o del Barón de Montesquieu, para ser más precisa) de quienes aprendimos sobre la separación de los poderes, n’est pas?
Por su parte, las organizaciones de la sociedad civil aplauden la decisión mexicana de sostener la culpabilidad de Cassez y muestran su preocupación sobre la manera en la que reaccionaron los franceses. Isabel Miranda de Wallace, presidenta de la organización Alto al Secuestro declaró:
Me preocuparía que nuestra relación estuviera fincada en un delincuente o un imputado en secuestro, ahí si nos debe de preocupar que la relación fuera tan frágil de parte del gobierno de Francia.
Además agregó que si el caso llega a cortes internacionales tanto su organización como México SOS de Alejandro Martí estarán al pendiente del proceso:
no lo vamos a dejar sólo en manos del gobierno, lo vamos a defender todas las ONG que hemos seguido el caso y si es necesario que contratemos a un abogado para defender a las víctimas de Cassez, lo vamos a hacer.
Lecciones aprendidas
En este caso, debemos resistir nuestro inmediato deseo de defender la soberanía nacional y preguntarnos: ¿hubieron irregularidades en el proceso? Probablemente sí, pues son tantas las dependencias involucradas que es difícil homologar procedimientos. Me parece que una gran lección que México debe aprender de todo esto, además de que Sarkozy haría cualquier cosa por aumentar su nivel de popularidad de ese vergonzoso 38%, es que se deben vigilar los procesos de preservación de la escena del crimen y toma de declaraciones. Una policía federal y estatal mejor capacitada y más profesional puede ser la gran diferencia entre un juicio exitoso y, bueno, una crisis diplomática o un secuestrador en libertad.Algo tenemos que agradecer a los franceses, nos hicieron darnos cuenta de muchas cosas que deben cambiar en nuestras propias instituciones. Y si ya lo sabíamos, ahora entendemos la urgencia de dichos cambios.
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