El internet nos ha traído muchas cosas buenas, en especial, con relación a la comunicación. El mundo virtual es un mundo maravilloso que nos ha acercado a todos. Ha jugado y juega un papel preponderante en la educación (información y desinformación). Fundamentalmente nos ha posibilitado acercarnos a todas las ciencias y demás disciplinas con el sólo "click" de un botón. Nos ha permitido enterarnos los unos respecto de los otros, que todos existimos aunque la distancia física entre nosotros abarque latitudes extremas del planeta. Ha fomentado la solidaridad, la empatía social en su conjunto. Con un presupuesto relativamente reducido, en gran parte de los países del mundo, se puede tener acceso a la red a través de un operador aunque éste no sea informática o tecnológicamente el más evolucionado. Y así estará permitiendo a mucha gente que no posee los medios para distracciones más costosas, distraerse, aprender e informarse. Aunque todo esto sea limitado, a veces controvertido y pueda verse convertido en un arma de doble filo.
Pero como ya lo he manifestado con anterioridad, todo regalo que nos llega en paquete cerrado, debe ser aceptado si lo es, completo. Esto es, con sus "pro" y sus "contra". Y sin duda el internet es uno de esos regalos que menciono.
La apología del delito, la incitación al suicidio, la invitación a la anorexia, la pederastia o pedofilia, el narcotráfico, el terrorismo; son sólo algunas de las actividades delictivas que han encontrado en el internet un caldo de cultivo ideal y un socio incondicional e inimaginable hace apenas un tiempo atrás.
El controvertido tema del "anonimato" permite a cada uno de los individuos llamados navegantes, ser quienes desean ser a cada momento, o mostrar que son lo que en realidad no son. Pueden crear para ellos mismos una biografía conteniendo una historia e imágenes que concuerdan con su propia realidad o han sido extraídas de alguna novela de su predilección. Todo está permitido, y el internet parece ser el medio más idóneo para que un individuo pueda lograr para sí mismo incluso más personalidades que las que cualquier enfermedad psiquiátrica pudiera suministrar.
Una gran parte de los medios informáticos tienden a condenar severamente el anonimato en la red. Pero existen distintos motivos por los cuales una persona quizás no desee identificarse mostrando su verdadera personalidad e historia. Uno de ellos, por ejemplo, es la timidez o un sentimiento paranoico o persecutorio. Otros individuos pueden sentir complejo de inferioridad, baja autoestima y vergüenza por lo que son y la vida que llevan. Encuentran en el internet una especie de regocijo, un descanso, el recreo momentáneo de quienes en realidad ellos son. Creo que los parámetros adecuados para colocar un justo rótulo a la actividad del anonimato en la red es individual. En cada caso dependerá si causa un daño (con dolo o sin él) a terceras personas.
Por supuesto que a todos nos gusta saber con quién exactamente estamos tratando cuando nos relacionamos con alguien. Y creemos tener tal derecho, más aún, cuando nosotros nos presentamos tal cual somos, con nuestra verdadera identidad. Pero no es así. Nuestra actitud no nos otorga el derecho de exigirle lo mismo a otras personas. Sí nos permite poner distancia y ofrecer un trato que no será el mismo que le ofreceremos a una persona debidamente identificada. O evitar de manera rotunda el trato con dichas personas por no ser ese tipo de relaciones compatible con nuestro gusto. Éste sí es nuestro derecho. Y son los riesgos y las limitaciones a las que deberá enfrentarse nuestro anónimo amigo, del otro lado, si es que ha decidido adoptar tal posición, la del anonimato.
Lo que también se hace imprescindible es velar por la seguridad de nuestros hijos menores. Mientras el cigarrillo, las drogas, el alcohol, y otras actividades similares revisten un panorama negativo en su totalidad, deberemos tener en cuenta que el internet lo es sólo de manera parcial. Una gran parte del mismo se traduce en educación, evolución y progreso también para nuestros niños. Y este factor lo hace más peligroso y a nosotros más vulnerables. La palabra indicada es "precaución". Tenerla y enseñarla. De esta manera podremos todos aprovechar este elemento actualmente tan importante sabiendo neutralizar las partes que nos puedan dañar.
El internet es un baile y el salón, todo el planeta. Hay quienes asisten disfrazados y con careta y hay quienes lo hacen tal cual son. Lo importante será dejar que cada uno baile con quien quiera al son de la música informática. Y en última instancia, si no existe consenso suficiente de aceptación, los disfrazados deberán bailar entre ellos o quedarse sentados mirando cómo bailan los demás. Estarán los que encuentren la forma de disfrutar de esa manera y los que decidan finalmente quitarse la careta para poder integrarse al baile a cara descubierta.
Dibujo: el blog de carlos
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