Un día en la soledad de la noche y en la humedad de la lluvia, caminante iba solo y sin ilusiones solo en su mente vivía aquel amor que le rompió el corazón y esto solo por ser limpio y sincero, por decir la verdad con el corazón y no con la boca, pero aun así ella no escuchó.
El muy triste aceptó su decisión, después de esto regresó del pasado para ver que a la orilla del camino estaba una rosa muy bella.
El se puso muy feliz al ver aquella rosa, su tristeza se desvaneció y su sonrisa floreció.
El problema es que la rosa estaba algo marchita y triste ya que le hacía falta compañía, así es que la llevó a su casa. Allí reverdeció y floreció. El estaba muy feliz al encontrar viva la noble planta.
Un día cuando se preparaba para comer alguien tocó la puerta, el abrió y se sorprendió al ver a una linda mujer. Aunque era bella, él no se guió por lo externo ya que el miraba el corazón:
-Qué quieres -le dijo el caminante-
-Quiero solo admirar la belleza de esa rosa, que sobrevivió gracias al amor y pureza del amor que usted le tiene, y dígame como se llama
-El caminante le dijo “solo dime poeta y ¿tú?”
-Me llamo vida...
Después de unos meses, se vio a lo lejos a poeta junto con la vida caminar bajo la lluvia, con una rosa entre sus manos, que es el amor, el amor verdadero y puro que llega de repente sin que nadie lo sepa, tal vez sea alguien que esta enfrente tuyo y tu no te des cuenta.
Solo recuerda una cosa: al amor hay que aceptarlo, porque el amor es agua en el desierto.
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