El vínculo consigo mismo
¿Qué pasaría si nos obligaran a vivir durante años encerrados en una habitación con alguien que, cono-ciendo toda nuestra vida, fuera hostil hacia nosotros: nos criticara, nos re-prochara todos nuestros errores, des-mereciera nuestros logros y esfuerzos, descalificara nuestras opiniones, o fue-ra despiadado con nuestras heridas...? Bien: la habitación es nuestro cuerpo, y, si eso se da, ambos convivientes son distintas partes de nuestro propio psiquismo. Podríamos hablar de un auto-acoso moral. Y debemos saber algo: puesto que para la conformación de nuestra personalidad nos alimentamos psicológicamente de nuestro entorno... cuando hay un auto-acosador interno es porque nos lo hemos comido! Lo hemos introyectado desde el afuera. Esto no es en sí mismo un problema: el problema es que le hayamos conferido autoridad sobre nuestra vida. Y peor aún si se la seguimos confiriendo HOY!
Cuando advertimos esto, quisiéramos fumigar esas voces: hacerlas de-sa-pa-re-cer. Pero luchar contra ellas... sólo aumenta la auto-hostilidad! Será vital identificarlas como SÓLO una parte nuestra: NO la totalidad de quienes somos. Y en vez de pelear para erradicarlas, poner la atención a cómo nos vinculamos con esa parte de sí. Tal vez uno haya luchado contra ella, se haya sometido a ella, se haya dejado angustiar por ella... pero esa parte de sí no tiene verdadera entidad! Es como descubrir que hemos estado obedeciendo por años, en vez de a una persona real... a una antigua grabación de cassette! Cualquier ser nefasto a quienes hayamos conferido autoridad sobre nuestra vida sólo pudo tenerla en tanto hayamos validando esa grabación. Además, sepamos algo: esa voz no es la de un monstruo interno, sino la de un niño asustado, que nos repite impostadamente lo que ha aprendido, para que "seamos perfectos y nos amen". La tarea no es echarlo de casa, sino re-educarlo para que sea LIBRE, con afectuosa firmeza... como lo haríamos con cualquier niño!
A partir de allí, ningún nefasto podrá ya tener poder alguno sobre nosotros: comienza un proceso que en la Psicología del Budismo se llama "la práctica de Maitri"; Maitri significa "amistad incondicional consigo mismo". Esto es indispensable, pues somos la única persona con quien viviremos hasta el final de los finales... Y si bien es duro transitar el camino sin una pareja leal, o una familia contenedora, o compañeros de ruta nobles, no hay peor carencia que no contar consigo mismo. Carl Jung lo expresó a su modo, diciendo que el ser humano necesita desarrollar una relación de mutua cooperación con su propio Inconsciente. Así, ya no estaremos solos si arrecian las tormentas, o si la preciosura de la vida nos regala belleza (y que si estamos en malas relaciones con nosotros mismos la echamos a perder). El poeta argentino Carlos Alberto Álvarez lo dijo así:
FÁBULA ENCENDIDA
Aquí estoy, aquí sufro y aquí canto,
y aquí empuño mi muerte y mi agonía,
y si me deja aquí la luz un día
aquí estará la soledad sin llanto.
Sé que traigo tormenta y que la aguanto,
sé que vivo dos vidas en la mía
sé que en mi pecho huracanado había
flores para vivir de tanto en tanto.
Cuando vuelva la flor, aquí estaré:
noticias de su ausencia le daré
con la misma palabra que ha tornado;
y si se va otra vez, si se me ausenta,
me quedaré luchando en la tormenta
porque sé que estoy bien acompañado.
Aquí estoy, aquí sufro y aquí canto,
y aquí empuño mi muerte y mi agonía,
y si me deja aquí la luz un día
aquí estará la soledad sin llanto.
Sé que traigo tormenta y que la aguanto,
sé que vivo dos vidas en la mía
sé que en mi pecho huracanado había
flores para vivir de tanto en tanto.
Cuando vuelva la flor, aquí estaré:
noticias de su ausencia le daré
con la misma palabra que ha tornado;
y si se va otra vez, si se me ausenta,
me quedaré luchando en la tormenta
porque sé que estoy bien acompañado.
Virginia Gawel & Eduardo Sosa
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