Un día me enseñaste a vivir… hoy mi vida es lo que es gracias a ti
Un día me viste caer… hoy me enseñas que lo único imperdonable es dejarse vencer
Un día me viste crecer… hoy admiro tanto tu fe
Un día descubrí que las enseñanzas son pequeñas sorpresas que te brindan tanto el día como la noche… hoy descubro en ti un honorable e insuperable maestro en el complicado arte de vivir…
Por toda la fe
Por el eterno “no te rindas”
Por todo cuanto fuiste, eres y serás
Por nuestros dos grandes amores en el cielo
Por cada instante, por cada silencio, por cada mañana, por cada aventura juntos
Por esto y mucho, mucho más te amo y te admiro cada día más.
Te admiro como el gran guerrero que eres, por no hincarte ante quien no merece veneración, por no doblarte en ninguna de tus guerras, por no conocer el significado del límite, por ignorar todas las barreras
Te admiro por ver en cada piedra un edificio por escalar, por convertir todo lo imposible en posible
Te admiro porque como el mejor de mis guerreros tomas la mano de Dios y sigues una y otra vez adelante…
Gracias por existir y por inventarte e inventarme cada día,
Gracias por ese “no te rindas” por aquel “creo en ti” por el eterno “vamos”, por tu fortaleza, tu inquebrantable valor, por enseñarme cada día que los ideales no se subastan y que los sueños de los valientes no se apuestan ni se venden,
Gracias por tu maravillosa amistad, por tu fuerza, por tu grandeza, por tu fe, por tu existencia, por tu devoción y por tu eterna complicidad…
Por eso y por muchas cosas más, gracias mi guerrero y que tengas el mejor de los cumpleaños, que seas feliz hoy y siempre, que Dios te bendiga en cada instante y el Espíritu Santo te ilumine para que -como hasta hoy- tu mejor decisión sea siempre, seguir en pie y vivir esta aventura que hemos decidido vivir en compañía.
Te amamos y te admiramos como a nadie en este mundo…
Tus hijos en el cielo y tu esposa, tu amiga, tu eterna cómplice y tu más latosa compañía…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por tus comentarios