Mientras el "interior pensante" del individuo concuerde con su "exterior activo" todo irá bien. Desde un punto de vista individual, es decir, cómo cada uno se siente, no tendrá importancia alguna lo buena o mala persona que pueda ser alguien si su hacer o no hacer diario transita siempre por los mismos derroteros que lo hace su lista de juicio de valoración y comportamiento adecuados. Ésta es una lista que todos vamos creando, consciente o inconscientemente, a lo largo de nuestras vidas y que nos dice exactamente cómo pensamos que una persona debiera ser y comportarse. Aunque no siempre resulta fácil enterarse del contenido de dicha lista y mucho menos llevar a cabo todo lo que nos dice, habida cuenta de que en no pocas oportunidades creemos escucharla recitarnos preceptos de conducta que en realidad provienen del medio social en el que hemos crecido y nos hemos desarrollado. Existen personas que conocen cierto preciso precepto de su lista pero que en su "exterior activo" no logran ponerlo en práctica y por ello llegan a vivir verdaderos tormentos y sentimientos de culpa.
En relación al "arrepentimiento", se trata de un término que se nos presenta "a priori" como negativo. Se suele pensar que quien debe arrepentirse es seguro debido a una acción indebida que ha llevado a cabo. Pero en realidad no siempre es así. Es la sociedad que nos ha inculcado este vocablo como algo que mancha el buen nombre de la persona. A mí me place personalmente descubrir que me arrepiento sobre actitudes, hechos y decisiones que he tomado a lo largo de mi vida. Me satisface en especial reconocer que si volviera a vivir mi vida, pocas o muchas, cambiaría cosas. No podría ser de otra manera. Es el natural proceso de decantación del aprendizaje y la obligatoria sedimentación de nuestras experiencias. Por más que nos esforcemos, no somos dioses. Es verdad, hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, pero por nosotros mismos. Y sólo a partir de esta comprensión es que logro aprender de la vida y cambiar actitudes, formas de pensar, decisiones. Y jamás sentir culpa cuando mis intenciones han sido siempre las mejores.
R. S.
R. S.
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GRACIAS Rudy Spillman
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