Es sabido por la ciencia ya, queridos lectores, que la mente es capaz de crear modificaciones concretas en el cuerpo físico tal como es la remisión milagrosa de una enfermedad que fuese en principio diagnosticada (por la misma ciencia) como un mal irreversible para el ser que la padece.
Ese gran poder de la mente para crear la realidad que vivimos se muestra allí como lo más tangible, evidente y comprobable para la mirada humana que esta siempre muy atenta a lo que sucede en la superficie de los hechos. Ella funciona bajo el lema: “si no lo veo, no lo creo”.
No obstante, desde una observación más profunda podemos corroborar que todo lo que sucede en nuestra mente condiciona el juego que estamos jugando, cada día, al respirar la vida… Aún cuando el ojo humano no esté en condiciones, a priori, de “ver” ningún pensamiento ellos son la causa de todo lo que existe en nuestro mundo.
Constantemente estamos emitiendo pensamientos desde nuestro cuerpo mental. En el ser humano esta es una actividad incesante que trae aparejados efectos en todos los casos, sin excepciones.
Ahora bien, pocas son las veces en las que, mientras estamos transitando las circunstancias cotidianas, nos detenemos a considerar la forma (positiva ó negativa) en la que nos estamos pensando esas mismas circunstancias. Por ende, sin revisar lo que hemos puesto en nuestros patrones mentales, continuamos avanzando en la misma línea de fuerza-pensamiento hasta que ella misma se agota al alcanzar su clímax de tensión precipitándose en una situación que nos resulte límite y llamativa.
Esta formación funciona como un despertador de nuestra conciencia toda vez que ella se ha quedado adherida a ciertas ideas que, ahora, se hace necesario revisar, mejorar y reorganizar en la propia visión-programación que nos hemos forjado sin darnos cuenta. Esto significa dar un salto hacia un nuevo escalón evolutivo en nuestra maestría de Luz.
Vale aclarar que la situación será límite en los parámetros en los que cada uno considere el límite ó umbral de tolerancia para sentirse convocado a un verdadero cambio, por ello no vemos a todos los seres transitando las mismas “desgracias”. Eso le da al ojo humano la falsa percepción de que hay seres que viven una vida más liviana mientras que otros parecieran estar cargando con cruces muy pesadas.
En rigor de verdad no se trata ni de una cosa ni de la otra. Todas son señales que se ajustan a nuestros propios requerimientos/condiciones internas y que nos ayudan a poner fin a ciertas formas-pensamiento para dar nacimiento a otras más generosas, positivas y enriquecedoras.
ILUMINAMOS NUESTROS PENSAMIENTOS CUANDO NOS VOLVEMOS CONCIENTES DE ELLOS y, en especial, cuando NOS VOLVEMOS CONCIENTES DE LA UTILIDAD Y EL BENEFICIO QUE NOS OTORGA EL EJERCICIO DIARIO DE OBSERVARLOS, ESCUCHARLOS Y OPTIMIZARLOS.
“Que otra idea mejor puedo tener ante esto que me está sucediendo…?” podría ser un instrumento adecuado para llevar a cabo este entrenamiento.
“Con que otros conceptos y palabras puedo explicarme/ relatarme esto que estoy percibiendo?”… “De que otro modo puedo calificar a… (situación, persona, relación, evento, cosa… etc)”, son otras opciones sugeridas a los mismo efectos.
Buscamos, con ello, CONVIVIR CON PENSAMIENTOS QUE NOS ESTIMULEN A SENTIRNOS TRANQUILOS, ESCLARECIDOS, ORDENADOS, ESTIMULADOS A SEGUIR EXPLORANDO NUESTRAS INFINITAS POSIBILIDADES DE SER-EN-EL-BIEN.
Estamos llamados en este tiempo de gran transformación mundial a ser los legítimos ciudadanos dentro de un nuevo campo de fuerza sostenido en el deseo de todo lo bueno. Y eso es lo que estamos logrando aunque aún no lo parezca tanto para las mentes que están despertando a su propio e inagotable poder de crear el Bien y permanecer en él.
Descargar los pensamientos es descargar energías que se convierten inevitablemente en materia si no tomamos conciencia de ellas.
Tales energías pueden ser positivas o negativas y desde el mismo instante en que son proyectadas desde nuestra mente (incluso cuando ellas se quedaran dentro de nuestra conversación interna, sin ser dichas en el mundo externo, como murmuración o atrapadas en nuestros cuerpos físicos por efecto de la represión) pasan a conformar la masa de la energía colectiva.
Es nuestro compromiso con el planeta y con la misma humanidad aprender a usar nuestro libre albedrío, nuestro discernimiento y hacer cada día un mejor uso de nuestros pensamientos.
Ello trae como efecto mas equilibrio en nuestro ecosistema individual interno, armonía en nuestras relaciones, más cooperación con todos los reinos de la naturaleza y un sin fin de beneficios para nuestro proyecto de vida en la bendita Tierra.
Que te regocijes en tus mas bellos pensamientos y te recuerdes siendo el creador de todo lo bueno! Namasté!
Marisa Ordoñez
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