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miércoles, 8 de junio de 2011

LA BELLEZA DE LOS NIÑOS.

 

El niño de cinco años se sumerge en la piscina y cuando sale le dice a la mamá: ¡mami, vi peces! La mamá le sigue el juego, se hunde y cuando emerge le dice: Hijo, no vi nada. El niño le replica con tono de reproche: Pero mami, ¡tienes que cerrar los ojos!
 
Un niño es un ser humano sin contaminar. Es elemental y sencillo.
El niño está hecho para sonreír y carcajearse. Cuando llora cambia a la alegría en milésimas de segundos.
A un niño no le preocupan las cosas complicadas.
Un niño no ha aprendido a mentir.
Un niño es una máquina engrasada de creatividad y de emoción.
Un niño vive intensamente el momento y no le preocupan ni el pasado ni el futuro.
Un niño no carga odios y resentimientos ni piensa mal de nadie, por eso duerme a pierna suelta abrazado a un osito.
 
Todo niño nace trayendo la paz bajo el brazo.
Un niño pregunta, contesta, no para de tocar y de aprehender el mundo que lo rodea, es un investigador sin hipótesis.
Un niño se revuelca en el pasto sin importarle la ropa y le gusta andar descalzo.
Un niño se duerme en la mitad de un cuento y lo termina en su sueño.
Un niño junta en su bolsillo un chicle masticado, una lámina de un jaguar, la espada del superhéroe de plástico y una moneda de quinientos pesos que le regaló el tío buenagente.
 
Los ojos de un niño son siempre brillantes e iluminados. A ellos se puede mirar sin temor pero con respeto.
Un niño no es malicia, ni venganza, ni resentimiento.
A un niño lo rodea un mundo de fantasías y de realidades completamente entrelazadas.
A un niño no hay que pedirle perdón porque su corazón está programado para olvidar y perdonar sin que se lo pidan.
 
Cuando el niño camina siempre va hacia algo delicioso y por eso brinca sin cesar.
Para el niño la vida es un juego en el que todos ganan y no hay malos.
Un niño carga peces en el corazón y experimentos en el cerebro. Para un niño no es raro ni condenable meter un grillo en el congelador.
 
Los niños y los ancianos son los verdaderos maestros de la vida, porque un anciano es un niño con experiencia.
La vida hay que vivirla siempre niño. Es la única manera de encontrar el cielo desde ahora. Lo dijo hace tiempos un señor en Galilea.
Un niño es un ser casi Dios por su transparencia, nitidez, lozanía y claridad.
 
Una mamá llevó al niño a la iglesia. El niño le preguntó quién era el que aparecía en un vitral, ella le contestó que San Francisco. Preguntó quién estaba en el otro vitral y le dijo la mamá que Santa Teresita?
 
A los días, la profesora preguntó en la escuela si alguien sabía qué era un santo. El niño emocionado levantó la mano y exclamó: ¡es un señor que deja pasar la luz!

Por…. Samuel Arango M.
El Colombiano de Medellín

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