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lunes, 27 de junio de 2011

CLAVOS EN LA PUERTA


Hubo una vez un niño que tenía muy mal genio.

Su padre le regaló una caja de clavos y le dijo que cada vez
que perdiera el control tenía que clavar un clavo en la
Parte trasera de la puerta

El primer día
El niño había clavado 37 clavos en la puerta.

Durante las próximas semanas,
como había aprendido a controlar su rabia,
la cantidad de clavos comenzó a desminuir diariamente.

Descubrió que eras más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos en la puerta.

Finalmente llegó el día en que el niño no perdió los estribos.

Le contó a su padre sobre ésto y su padre
le sugirió que por cada día que se pudiera controlar
Sacara un clavo

Los días transcurrieron y el niño finalmente
le pudo contar a su padre que había sacado
todos los clavos

El padre tomó a su hijo de la mano
y lo llevó hasta la puerta.

Le dijo: “Haz hecho bien,
hijo mio, pero mira los hoyos en la puerta.

La puerta nunca volverá a ser la misma.
Cuando dices cosas con rabia,
dejan una cicatriz igual que ésta.

Le puedes clavar un cuchillo a un hombre
y luego sacárselo.

Pero no importa cuántas
veces le pidas perdón, la herida siempre seguirá ahí”

Una herida verbal es tan dañina como una física.

Recuerda que los amigos son joyas muy escasas.
Te hacen reir y alentarte para que progreses; te prestan
un oído, comparten palabras de aprecio y siempre
quieren abrirnos su corazón


TÚ ERES MI AMIGO Y ME SIENTO HONRADO

PERDÓNAME, POR FAVOR, SI ALGUNA VEZ HE DEJADO UN “AGUJERO” EN TU PUERTA.

1 comentario:

  1. mallorca al desnudo29 de junio de 2011, 7:02

    Llegue por casualidad a este banco de reflexiones, me pareció un buen bálsamo para refrescar mi espíritu, un buen lenitivo para mitigar el dia a día. Me sirvió también para recordar al autor de El Loco, leido hace ya muchas primaveras.
    Un saludo y enhorabuena

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