Junio 9, 2011: Las sondas Voyager (Viajero, en idioma español), de la NASA, están dirigiéndose verdaderamente hacia donde nadie ha ido antes. Deslizándose en silencio hacia las estrellas, a 14.500 millones de kilómetros (9.000 millones de millas) de la Tierra, transmiten las novedades de los sitios más distantes e inexplorados del sistema solar.
Los científicos que se encuentran a cargo de la misión dicen que las sondas acaban de enviarnos asombrosas noticias.
El sitio en el que se encuentran ambas sondas está repleto de burbujas.
"Aparentemente, las sondas Voyager han ingresado a un extraño reino de burbujas magnéticas que se asemejan a la espuma", dice la astrónoma Merav Opher, de la Universidad de Boston. "Esto es absolutamente sorprendente".
Según los modelos producidos por computadora, estas burbujas son muy grandes; se extienden alrededor de 160 millones de kilómetros (100 millones de millas) de lado a lado, de manera que a las veloces sondas les tomaría varias semanas atravesar solamente una de ellas. La sonda Voyager 1 entró en la "zona espumosa" alrededor del año 2007, y la nave Voyager 2 le siguió alrededor de un año más tarde. Al principio, los científicos no entendían qué era lo que las naves Voyager estaban detectando, pero ahora se han formado una buena idea de lo que es.
"El campo magnético del Sol se extiende hasta los límites del sistema solar", explica Opher. "Debido a que el Sol gira sobre su propio eje, el campo magnético se enrolla y se pliega, como si fuera la falda de una bailarina. Muy lejos del Sol, donde las naves Voyager se encuentran ahora, los pliegues de la falda se aplastan unos contra otros".
Las burbujas parecen funcionar como una especie de escudo protector de la radiación electromagnética.
La anchura de cada burbuja es equivalente a unos 160 millones de Km, (1 Unidad Astronómica) equivalente a la distancia que separa la Tierra del Sol.
La cuestión enlaza precísamente con la redefinición de la energía procedente del centro de la Galaxia. ¿Es esta la superonda? Demasiadas casualidades, y efectivamente el descubrimiento no deja de sorprender a Jim Drake, de la Universidad de Maryland, que afirma:
"Nunca esperamos encontrar esta espuma en el borde del sistema solar, ¡pero allí está!"
Cuando un campo magnético se dobla de esta manera tan severa, pueden ocurrir cosas muy interesantes. Las líneas de fuerza magnética se entrecruzan y se "reconectan". (La reconexión magnética es el mismo proceso energético que causa las llamaradas solares.) Estos pliegues de la falda se reorganizan, algunas veces de manera explosiva, hasta formar burbujas magnéticas que parecen espuma.
as lecturas proporcionadas por los detectores de partículas energéticas sugieren que las sondas Voyager ocasionalmente entran y salen de esta espuma magnética, de manera que podría haber regiones en las cuales las viejas ideas todavía son válidas. Pero no cabe duda de que los antiguos modelos, por sí solos, no pueden explicar lo que han encontrado las sondas Voyager.
"Aún estamos tratando de descifrar las implicancias de estos descubrimientos", dice Drake.
La cuestión presenta interesantes consecuencias e implicaciones derivadas de la reformulación de los modelos cosmológicos actuales que claramente ya están obsoletos.
Ver Artículo Original: Una gran sorpresa desde los límites del Sistema Solar.
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