Un texto dice que al principio del mundo, cuando Dios decidió crear a la mujer, encontró que había agotado todos los materiales disponibles sólidos en el hombre y no tenía más de que disponer.
Después de una semana vino el hombre y le dijo: Señor te vengo a devolver a la criatura que me diste me hace desdichado, quiere toda mi atención, nunca me deja solo, charla incesantemente, llora sin motivo, se divierte en hacerme sufrir y vengo a devolvértela porque no puedo vivir con ella.
Bien contestó Dios y tomó a la mujer.
Paso otra semana volvió el hombre y le dijo: Señor me encuentro muy solo desde que te devolví a la criatura que hiciste para mi, ella cantaba y jugaba a mi lado, me miraba con ternura y su mirada era una caricia. Reía y su risa era música, era hermosa a la vista y suave al tacto.
Dámela porque no puedo vivir sin ella.
Autor desconocido
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