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martes, 11 de enero de 2011

Recordar siempre


La parábola de nuestros tiempos es que tenemos edificios más altos pero tenemos temperamentos menos tolerables y avenidas más anchas pero nuestra manera de pensar es más cerrada.

Nosotros gastamos más pero tenemos menos.
Nosotros compramos más pero disfrutamos menos.
Tenemos casas más grandes, sin embargo familias pequeñas.

Más facilidades pero menos tiempo.
Nosotros tenemos más estudio y diplomas pero menos sentido común.
Más conocimientos pero menos juicio.
Más expertos, sin embargo más problemas.
Más medicina pero menos salud.

Nosotros tomamos mucho, fumamos mucho, gastamos sin medida, reímos muy poco, manejamos muy rápido, nos ponemos bravos muy fácil, nos quedamos despiertos hasta muy tarde, nos levantamos muy cansados, leemos muy poco, vemos mucha televisión y oramos casi nunca.

Nosotros hemos multiplicado nuestras posesiones pero hemos reducido nuestros valores.
Nosotros hablamos mucho, amamos casi nunca y odiamos muy a menudo.
Hemos aprendido como sobrevivir pero no como llevar nuestras vidas.
Le hemos añadido años a la vida y no vida a los años.
Hemos ido y vuelto hasta la luna y sin embargo tenemos inconvenientes para cruzar la calle y conocer a nuestro nuevo vecino.
Hemos conquistado el espacio más no nuestro interior.
Hemos hecho cosas más grandes pero no mejores.
Hemos limpiado el aire pero hemos contaminado nuestra alma.
Hemos conquistado al átomo más no nuestros perjuicios.
Nosotros escribimos más pero aprendemos menos.
Planeamos más pero llevamos a cabo menos cosas.
Hemos aprendido a apurarnos pero no a esperar.
Nosotros creamos más computadores para que mantengan más información, para producir mas copias que nunca pero nos comunicamos cada vez menos.

Esta es una época de comidas rápidas y de digestión lenta, hombres grandes y carácter pequeño, sueldos suculentos y relaciones superficiales.

Este es el tiempo de doble ingreso pero más divorcios,
Casas elegantes pero hogares rotos.

Son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral casual, relaciones de una noche, sobrepeso, y pastillas que hacen todo desde animar, callar y hasta matar.

Un momento en que la tecnología le trae esta carta a usted y un momento en el que usted puede escoger entre compartir esta parábola o simplemente borrarla.

Acuérdese de compartir con sus seres queridos porque ellos no van a estar ahí para siempre.

Acuérdese de decirle una palabra noble a alguien que lo admire porque esa personita muy pronto va a crecer y se ira de su lado.

Acuérdese de dar un caluroso abrazo a la persona que este a su lado porque ese es el único tesoro que puede dar con su corazón y no le cuesta ni un solo centavo.

Acuérdese de decirle te amo a su pareja y a sus seres queridos pero mas que nada siéntalo de verdad.

Un beso y un abrazo curan el dolor cuando proviene de lo más profundo del ser.

Acuérdese de tomarse de las manos y valorar el momento porque algún día esa persona quizás ya no este ahí.

Déle tiempo al amor, déle tiempo a hablar y tómese tiempo para compartir sus mas preciados pensamientos.

Y siempre acuérdese: La vida no se mide por el número de veces que tomemos aire, sino por los momentos que nos quitan el aire.

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