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jueves, 21 de abril de 2011

EL ÚNICO LIBRO






Quise ser grande cuando era pequeño. Hoy grande, quiero ser pequeño. Quise ser astronauta, boxeador, ingeniero, cuando soñaba. No quiero ser nada, hoy despierto. Porque ser “nada” es ser “uno”. Auténtico. No esconderse de sí mismo aunque los truenos provengan de dentro. Que la aceptación de uno mismo sea el broche de oro de nuestra personalidad, previamente despersonalizada. Que sepamos que cada uno es todos aunque no lo entendamos. Quiero aceptar todo lo que es. Porque es. No necesito estar de acuerdo ni rendirme ante el logro del cambio mientras pueda. Porque si puedo estaré aceptando lo que es de igual manera. Salvo que en este caso, lo que es será lo que yo quiero que sea.

Quise quedarme por momentos donde estaba. Pero los vientos de evolución me llevaban. Hubo tiempos de zarandeo, de depresiones y ráfagas. No supe ver entonces que el exponerme me balanceaba. Esconderme bajo sábanas de transparencia en sus destinos convulsionaba con estertor los cimientos de mi existencia. Así se crece mientras se cava. Así se llora la fortaleza. Así se escupe la euforia como flema sanguinolenta. Pero siempre es para bien. Para sanar se necesita primero haber enfermado. La fuerza que da el temor se traduce en la cobardía escondida detrás de nuestra valentía. Todo es válido. Las reglas de juego nos conminan. No tenemos opción. ¿Ser o ser? No hay cuestión. El dilema nos dibuja involucrándonos en la aceptación o rechazo de lo que somos. Pero inevitablemente somos. Y no habrá filología que se abra a nuestra cultura. El único libro no pertenece a un lugar, sino a la vida.

R. S.



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Publicado por Rudy Spillman para ESCRITOS de Rudy Spillman

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