En apoyo a mi fraternales amigos españoles y de mi muy admirada Helen.....me uno al llamado...abrazos Atentamente Luis M
Mi amigo Paco me ha mandado esta nota y he querido ponerla en el blog en domingo y para todos los españoles que siempre me visitan, no es una nota política, saben que no creo en la política, pero si en la esperanza y es una nota llena de positivismo y esperanza,acabo de llegar de Epaña tengo raices y familia allí y amo ese país lleno de gente hermosa, para toda esa gente amiga espero que la nota les emocione como a mí y sepan que yo creo en España, abrazos de luz Helen.
Tengo un problema con respecto a la clase dirigente de mi nación, y es que yo creo en España. Creo en los ciudadanos anónimos, cuyas banderas ondean en los balcones o en sus memorias, esos ciudadanos que madrugan con su voz y sus entrañas para sacar adelante este maltrecho país. Creo en el derecho a la vida, creo en la libertad, creo en la importancia de los ancianos, sabio testimonio, claro ejemplo, cariño y profundidad. Yo no acepto que esté todo perdido. Podemos levantar nuevos pilares que proyecten nuevas sombras. Podemos luchar contra las sombras de la pobreza, la sombras de la incultura, la sombras de la maldad, la sombras de la injusticia, la sombras del rencor; todas ellas habrían de aclararse bajo la luz del equilibrio y el respeto.
El equilibrio porque todos hemos de caber en una España plural, en lo político y en lo civil, capaz de acometer un proyecto común en el que los ciudadanos sean por fin los protagonistas. Tradición y progreso se pueden aunar con las fórmulas del respeto y del equilibrio, pero sin olvidar también la creencia en España, en la igualdad ante la ley, en la igualdad de derechos y de obligaciones a través de nuestros mayores nexos de unión: nuestra historia y nuestra lengua. La historia se hereda desde la tradición y se transmite a través del vínculo de la sangre, la familia, elemento fundamental de esta nueva España en la que creo. No habría de existir problema alguno en reconocer el derecho a la aceptación y a la felicidad de los homosexuales, así como tampoco lo habría en reconocer la capitalidad de la familia como estructura celular de occidente.
Enfrentar a la familia, padre y madre, con otras formas de convivencia, romper la tradición y la estabilidad que aquélla ha otorgado a nuestro país durante siglos, supone el principio del fin de la libertad y el progreso en occidente. La familia moderna, aúna tanto tradición como progreso, en tanto en cuanto el hombre y la mujer heredan y comparten a través de la iniciativa del amor la responsabilidad familiar en igualdad de condiciones. Familia y patria. Patria común. Tierra en la que nuestros ancestros dejaron su sangre y su experiencia por nuestra causa. Obviar el pasado, transformarlo, no reconocer los hechos, aceptar su manipulación es un gravísimo error que debemos rectificar en esta España en la que creo.
Sin derecho a la vida, a la familia, a la patria común y la propiedad privada no se puede concebir la libertad. Quien opte por ser ateo, que lo sea, quien desee vivir solo, que así viva, pero no por ello hemos de atacar a quienes tienen Fe o viven en familia.
España, capaz de todo. España necesita de una profunda reforma en su modelo político, porque si no cohesionamos las instituciones, si otorgamos privilegios a la tierra por encima de los de los ciudadanos, si despreciamos los votos con leyes electorales antidemocráticas y si dividimos y multiplicamos con total despropósito, el resultado es la ruina. Toda nación ha de ser capaz de reconocerse y de respetar sus territorios y su idiosincrasia. España es la amplia Castilla, es León y Galicia, es Asturias, es Navarra, son Las Vascongadas, es Aragón, es Cataluña, es Valencia, Canarias, Baleares... La suma de estas regiones engloba nuestra nación, su raíz y su copa, su esencia. El Rey cumple su testimonio, más que pese a algunos, reafirma esta realidad con su sóla presencia, el Rey es España y habría de serlo sin complejos ni tapaduras, porque en sí recoge la tradición histórica al servicio de la modernidad. Suárez invitó al café para todos, pero el tiempo ha demostrado que tal proposición no ha servido para unir, sino para dividir. Si él pudiera verlo... ¿Qué nos diría?
Si somos capaces de apostar por nuestra nación, seremos capaces de reconstruirla. Si nos miramos al espejo y reconocemos nuestros errores, podremos cambiar las cosas. Y es que yo tengo un problema, no creo en la izquierda, ni en la derecha, desprecio a quienes utilizan las instituciones públicas para engañar, mentir y romper nuestra nación, desconfío de quienes lo consienten, de quienes callan, de los cómplices, no creo en los corruptos, en los jueces prevaricadores, en los sindicatos del secuestro y la mentira, en los trabajadores desganados, en los falsos empresarios, en los medios que nos venden la verdura del pasado como fresca. Y es tan cierto este sentir, esta verdad que corre por mis arterias a golpe de corazón, que no puedo sentir más que tristeza por quienes no lo ven. Y es que yo creo en España. Y quiero que tú también creas.
El equilibrio porque todos hemos de caber en una España plural, en lo político y en lo civil, capaz de acometer un proyecto común en el que los ciudadanos sean por fin los protagonistas. Tradición y progreso se pueden aunar con las fórmulas del respeto y del equilibrio, pero sin olvidar también la creencia en España, en la igualdad ante la ley, en la igualdad de derechos y de obligaciones a través de nuestros mayores nexos de unión: nuestra historia y nuestra lengua. La historia se hereda desde la tradición y se transmite a través del vínculo de la sangre, la familia, elemento fundamental de esta nueva España en la que creo. No habría de existir problema alguno en reconocer el derecho a la aceptación y a la felicidad de los homosexuales, así como tampoco lo habría en reconocer la capitalidad de la familia como estructura celular de occidente.
Enfrentar a la familia, padre y madre, con otras formas de convivencia, romper la tradición y la estabilidad que aquélla ha otorgado a nuestro país durante siglos, supone el principio del fin de la libertad y el progreso en occidente. La familia moderna, aúna tanto tradición como progreso, en tanto en cuanto el hombre y la mujer heredan y comparten a través de la iniciativa del amor la responsabilidad familiar en igualdad de condiciones. Familia y patria. Patria común. Tierra en la que nuestros ancestros dejaron su sangre y su experiencia por nuestra causa. Obviar el pasado, transformarlo, no reconocer los hechos, aceptar su manipulación es un gravísimo error que debemos rectificar en esta España en la que creo.
Sin derecho a la vida, a la familia, a la patria común y la propiedad privada no se puede concebir la libertad. Quien opte por ser ateo, que lo sea, quien desee vivir solo, que así viva, pero no por ello hemos de atacar a quienes tienen Fe o viven en familia.
España, capaz de todo. España necesita de una profunda reforma en su modelo político, porque si no cohesionamos las instituciones, si otorgamos privilegios a la tierra por encima de los de los ciudadanos, si despreciamos los votos con leyes electorales antidemocráticas y si dividimos y multiplicamos con total despropósito, el resultado es la ruina. Toda nación ha de ser capaz de reconocerse y de respetar sus territorios y su idiosincrasia. España es la amplia Castilla, es León y Galicia, es Asturias, es Navarra, son Las Vascongadas, es Aragón, es Cataluña, es Valencia, Canarias, Baleares... La suma de estas regiones engloba nuestra nación, su raíz y su copa, su esencia. El Rey cumple su testimonio, más que pese a algunos, reafirma esta realidad con su sóla presencia, el Rey es España y habría de serlo sin complejos ni tapaduras, porque en sí recoge la tradición histórica al servicio de la modernidad. Suárez invitó al café para todos, pero el tiempo ha demostrado que tal proposición no ha servido para unir, sino para dividir. Si él pudiera verlo... ¿Qué nos diría?
Si somos capaces de apostar por nuestra nación, seremos capaces de reconstruirla. Si nos miramos al espejo y reconocemos nuestros errores, podremos cambiar las cosas. Y es que yo tengo un problema, no creo en la izquierda, ni en la derecha, desprecio a quienes utilizan las instituciones públicas para engañar, mentir y romper nuestra nación, desconfío de quienes lo consienten, de quienes callan, de los cómplices, no creo en los corruptos, en los jueces prevaricadores, en los sindicatos del secuestro y la mentira, en los trabajadores desganados, en los falsos empresarios, en los medios que nos venden la verdura del pasado como fresca. Y es tan cierto este sentir, esta verdad que corre por mis arterias a golpe de corazón, que no puedo sentir más que tristeza por quienes no lo ven. Y es que yo creo en España. Y quiero que tú también creas.
Gracias Paco Bono del Blog.Somos LIBRES.ES
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