Cambio de planes....
Después de que Hamán había realizado su anhelo de sobornar al Rey de Persia con diez mil lingotes de plata para que se estipulara un decreto de matar a todos los judíos del mundo, se encontró con Mordejai el judío que estaba en la puerta del palacio dando una clase a varios rabinos. Le preguntó qué es lo que está haciendo, y Mordejai le dijo que como es el primer día del Ómer, están estudiando la kmitzá que es un puñado de harina que solía incinerar el Cohén en el Beit Hamikdash para expiar los pecados del pueblo judío.
Hamán se burló diciendo: "¡Qué ridículo! ¿Qué no sabes que ya nunca más va a haber Beit Hamikdash? ¡Todos los judíos van a morir para siempre, hombres mujeres y niños! En vez de estas
tonterías deberías irte preparando para morir ahorcado dentro de poco!"
Hamán entró al palacio para pedir permiso al rey de ahorcar a Mordejai ese mismo día; sin embargo se le voltearon todos sus planes, el rey se le adelantó y le ordenó que lleve a Mordejai sobre el caballo del rey por toda la ciudad con las ropas reales y con todos los honores pregonando: "¡Así se le hará a la persona que el rey desea honrar!". Hamán se dio cuenta cómo desde ese momento la suerte ya no estaba más a su favor.
Regresó con Mordejai y lentamente le dijo: "Que sepas que tu pequeño puñado de harina pudo más que los diez mil lingotes de plata que le di al rey para aniquilarlos a todos ustedes."
(Al final, Mordejai recibió todo ese honor, Hamán fue colgado en una horca gigante y la fecha que estaba destinada para la matanza de los judíos se convirtió en día de fiesta hasta hoy en día, 2367
años después.)
También en nuestra generación, no falta gente que quiera matar y exterminar al pueblo judío. Pero debemos recordar que cada acto de apegamiento a Dios que hagamos, por más insignificante
que parezca, tiene la posibilidad de salvarnos a todos y de que se volteen todos los planes, como en aquellos días en estas fechas...
Después de que Hamán había realizado su anhelo de sobornar al Rey de Persia con diez mil lingotes de plata para que se estipulara un decreto de matar a todos los judíos del mundo, se encontró con Mordejai el judío que estaba en la puerta del palacio dando una clase a varios rabinos. Le preguntó qué es lo que está haciendo, y Mordejai le dijo que como es el primer día del Ómer, están estudiando la kmitzá que es un puñado de harina que solía incinerar el Cohén en el Beit Hamikdash para expiar los pecados del pueblo judío.
Hamán se burló diciendo: "¡Qué ridículo! ¿Qué no sabes que ya nunca más va a haber Beit Hamikdash? ¡Todos los judíos van a morir para siempre, hombres mujeres y niños! En vez de estas
tonterías deberías irte preparando para morir ahorcado dentro de poco!"
Hamán entró al palacio para pedir permiso al rey de ahorcar a Mordejai ese mismo día; sin embargo se le voltearon todos sus planes, el rey se le adelantó y le ordenó que lleve a Mordejai sobre el caballo del rey por toda la ciudad con las ropas reales y con todos los honores pregonando: "¡Así se le hará a la persona que el rey desea honrar!". Hamán se dio cuenta cómo desde ese momento la suerte ya no estaba más a su favor.
Regresó con Mordejai y lentamente le dijo: "Que sepas que tu pequeño puñado de harina pudo más que los diez mil lingotes de plata que le di al rey para aniquilarlos a todos ustedes."
(Al final, Mordejai recibió todo ese honor, Hamán fue colgado en una horca gigante y la fecha que estaba destinada para la matanza de los judíos se convirtió en día de fiesta hasta hoy en día, 2367
años después.)
También en nuestra generación, no falta gente que quiera matar y exterminar al pueblo judío. Pero debemos recordar que cada acto de apegamiento a Dios que hagamos, por más insignificante
que parezca, tiene la posibilidad de salvarnos a todos y de que se volteen todos los planes, como en aquellos días en estas fechas...
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