Dejar ir no es olvidar, no pensar al respecto, o ignorar… de esta manera no quedo con sentimientos de rabia, de celos, o de arrepentimiento. El dejar ir no se trata de ganar o perder. No es una cuestión de orgullo, no es acerca de cómo pareces, y no es obsesionarse o detenerse en el pasado. Dejar ir no es bloquear la memoria o los pensamientos tristes, y no nos deja vacío, daño, o tristeza. No es una cuestión de ceder o renunciar. El dejar ir no se trata de pérdidas y derrotas. El dejar ir es apreciar los recuerdos, pero siempre superarando y siguiendo adelante. Es tener una mente abierta para lograr confianza en el futuro. El dejar ir es aprender y experimentar y crecer. El dejar ir es ser agradecido por las experiencias que te hicieron reir, llorar, y las que te hicieron crecer. Se trata de todo lo que tienes, todos lo que tenías, y todos lo que pronto ganarás. Dejar ir es tener la valentía de aceptar el cambio, y la fuerza para seguir moviéndose. Es darse cuenta que el corazón puede a veces ser el recurso más potente. El dejar ir es abrir una puerta, limpiar el camino y volverse libre.
(caminos de la vida)
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