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viernes, 25 de marzo de 2011

El interés de los desinteresados




La ayuda desinteresada no existe. Al menos un interés debe haber. Quizás varios en diferentes grados de preferencia. Es obvio que la mayoría persigue un interés que no por ser el preferido será el que más le convenga. Hablamos del dinero. El llamado "vil metal" no es tal. El problema radica en que no siempre se le sabe otorgar su verdadero "valor". Y por supuesto que no nos referimos aquí a su valor monetario según la tasa de intercambio de la moneda de que se trate. Lo llamamos así porque suele manejarnos, dirigir nuestras vidas, cambiar quienes somos... quitarnos la felicidad que todos pretendemos obtener con él. El dinero en sí mismo, sin el daño que nosotros nos causamos con su mal uso y la equivocada interpretación que de su esencia realizamos, es práctico, podría procurarnos seguridad, bienestar en la medida de lo necesario y la más grande de sus funciones, cual es la posibilidad siempre latente de ayudar a quienes más lo necesitan. Pero pareciera también que quien cuenta con las posibilidades de alcanzar dichos logros sería un ser que no es el humano.

Sin embargo el mundo está repleto de gente que brinda ayuda a los demás. Cada vez hay más de estos raros personajes que a medida que crecen en cantidad ayudan también a invertir los conceptos. Los raros, pronto, empezarán a ser los otros. ¿Soy demasiado optimista? Quizás. Pero pienso de esta manera debido a que quienes corren detrás de los bienes materiales viven equivocados. Es como buscar un desierto dentro del océano. Una cosa no puede ser la otra excepto que cambie su esencia. A medida que la gente experimenta que el foco de nuestra felicidad está en otra parte empiezan a empacar las valijas de sus necesidades espirituales y emprenden la mudanza. Por la que no deben ir a ninguna parte sino quedarse donde están. La mudanza es interior y posee un único destino.

Tenemos que aprender a dejar de sorprendernos con la aparición reiterada de gente que de pronto un día se desprende de todas sus posesiones (las que la sociedad capitalista puso en sus manos) aunque esto no sea algo malo ni necesario. Y ofrecen su ayuda "desinteresada" a los que más la necesitan. Pues enterémonos de una vez. Esto no es así. Quienes obran de tal manera lo hacen al menos con un "interés", el más importante de sus vidas. Son los privilegiados que han sabido descubrir la verdad y llegar al más genuino de sus objetivos. Sienten con su actitud una felicidad muy superior a la que obtienen quienes acumulan riquezas sin límites. Porque ésta es estable, permanente, ecuánime. Se nutre de la necesidad de ayudar y no de la de acumular bienes. Y les permite sentirse completamente libres en cualquier lugar donde se encuentren. ¡Vaya si tienen un interés!

Gracias Rudy Spillman del Blog "ESCRITOS de Rudy Spillman",

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